domingo, 21 de septiembre de 2008

Promotores de ITEA ahora ayudan a la gente a salir del rezago

Publicado en la Jornada de Oriente el 21 de Septiembre de 2008.
Por: Víctor Hugo Varela Loyola

Con seis y 20 años de experiencia como promotoras de los programas tradicionales de educación para los adultos, Itzel Roldán Cárdenas y Ciria Pérez Cordero, responsables de la Plaza Comunitaria de Calpulalpan, se preparan ahora para colaborar en un nuevo sistema para abatir otro tipo de rezago entre la población mayor de 15 años de edad de Tlaxcala.
Para cumplir con esa labor, ellas también deberán prepararse y conocer el teje y maneje de los equipos de cómputo, pues la nueva política del Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA) es que en las plazas comunitarias no sólo se abata el rezago educativo sino también el tecnológico.


“El objetivo es que las personas le pierdan el miedo a tocar una computadora. Este conocimiento es necesario, pues muchos de los programas del INEA o lo que hacemos con papel y lápiz ahora lo tenemos en una computadora, como los exámenes en línea”, explica Itzel Roldán Cárdenas.


Itzel Roldán –a la izquerda– y Ciria?Pérez, promotoras del ITEA, han tenido reclamos de sus familiares por el tiempo que dedican a ayudar a los adultos a terminar su educación básica / Foto Alejandro Ancona

Ingeniera en computación, a esta joven de 25 años de edad y que tiene seis años como promotora del Instituto Tlaxcalteca de Educación para los Adultos (ITEA), no le costará mucho cubrir los objetivos del nuevo programa de INEA para abatir el rezago tecnológico entre la población mayor.


En cambio, a Ciria Pérez que ronda ya los 50 años de edad, sí tendrá que hacer mayor esfuerzo, pero eso no la detendrá y como prueba de ello es que lleva ya 20 años colaborando en el ITEA, lapso durante el cual ha ayudado a salir del rezago educativo a más de 300 personas de la zona de Calpulalpan.


“Yo incursioné en los programas de educación para los adultos porque me invitaron a participar como orientadora del sistema 10–14, pero después me gustó el trabajo y seguí como promotora en lo que fue alfabetización y posteriormente primaria y secundaria”.

Ahora es la corresponsable de la Plaza Comunitaria de Calpulalpan, donde atendía junto con Itzel Roldán a 236 adultos. “Lo que pasa es que antes trabajábamos con unidades operativas, pero ahora se está haciendo una reingeniería de las plazas comunitarias porque el objetivo del INEA es que no sólo funcionen para abatir el rezago educativo, sino también el tecnológico”, explica Ciria Pérez, quien terminó un curso de secretariado, pero también concluyó el nivel de educación media superior.


–¿Qué siente cuando logra que una persona obtenga su certificado de educación básica?
–Satisfacción, porque el interés de muchas personas es continuar sus estudios y obtener su certificado para lograr un trabajo mejor. Otras personas continuaron estudiando, sabemos de dos que iniciaron con nosotros jovencitas y ahora ya tienen una carrera y nos ayudan como promotoras, responde Ciria Pérez Cordero.


–¿Cuáles son los obstáculos a los que se enfrentan?
–Han sido muchos, desde la misma persona. Desde que salimos y los invitamos casa por casa se oponen. Les decimos que los invitamos a terminar su primaria o secundaria y nos responden que no tienen tiempo, que trabajan, que ya están grandes y no le ven motivo, o que ya no se les queda nada.


–¿Cómo han vencido esa resistencia de la gente?
–Con motivación, confianza, persistencia por nuestra parte como asesores y de las personas que colaboran con nosotros, tenemos que motivarlos, pues además no tiene un costo, observa Itzel Roldán.
–¿Han tenido algún problema con su familia por hacer esto, ya que no perciben un salario, sino lo hacen de manera voluntaria?

–En mi caso, he tenido muchos problemas, precisamente porque tenemos que dar nuestro tiempo. Entregamos prácticamente todo, pero cuando se tiene amor a lo que se hace, se entrega todo, aunque lógicamente empiezan los problemas en casa, nos dicen: ni que estuviera muy buena la gratificación y te vas todo el día.


En el caso de Itzel, la situación es casi similar, pues si bien es soltera, “también tengo problemas, porque no paso mucho tiempo con mi familia. Dedicamos gran parte de nuestro día y trabajo por amor, a veces nos pasamos trabajando más de ocho horas, incluso sábados y domingos, a pesar de que la gratificación económica es muy poca y no se compensa con el trabajo que tenemos”, concluye la promotora del ITEA.

Fuente: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2008/09/18/tlaxcala/edu108.php